PROYECTO FORTALECIMIENTO
La madera, desde siempre, ha sido utilizada por el hombre como material estructural en la construcción debido a su gran resistencia mecánica, propiedades físicas, belleza y ligereza. Sin embargo, otros materiales han ido ocupando un mayor espacio, dejando a la madera atrás, debido en gran medida a una serie de mitos en torno a esta. A su vez, todos los estudios científicos corroboran la necesidad de estudiar y profundizar en nuevos modelos de producción y consumo basados en la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente.
MITO:
LA MADERA ES VULNERABLE A LA HUMEDAD
Este temor se origina porque la madera es un material higroscópico que se hincha cuando absorbe agua y se contrae cuando la pierde. Debido a lo anterior, la madera puede experimentar cambios de color, forma, rajaduras, grietas, u otras alteraciones. Sin embargo, este problema se soluciona con el correcto secado de la madera antes de su puesta en uso, ya sea con métodos naturales o industriales.
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MITO:
LA MADERA ES VULNERABLE AL FUEGO
La madera, si bien es combustible, no es inflamable. Debido a su estructura celular y su muy baja conductividad térmica, resiste el desarrollo del fuego, esto es debido a que alrededor de los 300°C la madera se inflama y comienza a carbonizarse superficialmente, esta capa de carbón limita la penetración del calor y el oxígeno a las capas inferiores, frenando la velocidad de combustión.
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MITO:
LA MADERA ES SUSEPTIBLE AL ATAQUE DE HONGOS E INSECTOS
Si bien hongos e insectos pueden atacar a la madera, esto puede ocurrir cuando confluyen cuatro condiciones: temperatura favorable, presencia de oxígeno, contenido de humedad superior al 20% y alimento (fibra de madera). No es común que estas condiciones combinadas se den en ambientes interiores de una vivienda (pisos, paredes, revestimientos, cielos rasos, escaleras, marcos, puertas, ventanas, vigas, etc.). En todo caso, Gracias a los avances de la tecnología, existen modernas técnicas de preservación de madera, tanto para el caso de agentes xilófagos (hongos e insectos) como abióticos (ambientales, como la humedad.
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